Cada vez os vengo con menos. Por esa regla de tres, deberíais odiarme más.
En fin. Ahora que tengo tiempo libre duermo menos. Eso lo resume más o menos todo.
No sufráis mucho, hacedlo por mí.
Tengo la
sensación de hacer claqué sobre tu alambre, de bailar al son de tus títeres de
soledad. He buscado en la piel de las serpientes hasta arrancarme las uñas, no
he leído mi libro favorito en dos semanas por no desangrarme. Hablo con
desconocidos que entienden más de mí que yo misma.
Vetusta suena,
pero no engaña. Todos se han dormido y yo sigo aquí, escribiendo, esperando que
no estés. El cielo hace mucho que no llora y oigo a los aviones pasar en
vuelo raso sobre nuestras cabezas. Pienso que lo mejor fue dejarnos pero ojalá
hubieras tenido el valor de recogernos, porque ahora sólo escribo a lo que pudo
ser y no fue y, joder, cómo duele. Mentiría si dijera que me obligo a
escribirte, mentiría si dijera que lo prefiero a pasear por ahí mientras todos
duermen sin sueños pero me han cerrado a puerta de la calle y me he tragado la
llave por accidente.
Los grajos nos
sobrevuelan. Pronto seremos cadáveres.
Pero, ay, qué
bonitos huesos seremos cuando nos arranquen la piel a tiras.
Estoy deseando
empezar.
Este calor me apisona.
Mira que creía que era difícil hacerlo peor.
Espero que esta racha no me dure.
Una vez más y por encima de todo,
Gracias.
30/06/2015.