Aparezco por aquí de vez en cuando y probablemente os asuste. La continuidad, la regularidad y la homogeneidad hacen gala de su ausencia por aquí y yo tampoco las invito a que vengan porque no suelen caerme bien. O yo a ellas. Anyway.

martes, 10 de diciembre de 2013

El lápiz es más fuerte que la espada.1.

Saludos a todos. Esta entrada es el comienzo de una larga (o corta) serie de otras que vana  narrar una historia un tanto especial. Es especial porque nunca había publicado nada tan largo en internet, porque no sé cómo va a acabar(improvisaré) y espero no decepcionar con él, y porque está basada en alguien conocido, una gran amiga y también escritora que se hace llamar Myriam y cuyo blog os dejo aquí y recomiendo:  http://enigmaticmadstories.blogspot.com.es/ . Y además, porque aparte de centrarme en el argumento estoy tratando que sea realista y captar la esencia de un personaje que es real. Lo cual a la vez es increíblemente genial y difícil.
El título es provisional, se aceptan sugerencias.
Y sin más dilación, aquí os dejo el primer capítulo:


CAPÍTULO 1.

En el ordenador, las letras negras sobre blanco se ordenaban en rectas filas con pose militar, desfilando estáticas bajo los ojos de Miriam. Un ejército entero que se burlaba de ella.  Bufó, frustrada. Aquel día no lograba invocar a Ámbar. Simplemente, estaba fuera de su alcance. Demasiado distante para agarrarla y retenerla y lo suficientemente cerca como para rozarla apenas con la yema de los dedos. Y eso la ponía histérica. Llevaba una hora delante de la pantalla, sin saber si dejarlo o esperar un poco más a la inspiración. Había probado un par de frases, había tratado de hacerlas encajar en la narración como las piezas de un puzle. Pero las fichas no cuadraban.

Sabía cuál era el nombre para aquello. Lo sabía aunque era la vez que la había visitado más tiempo. Bloqueo literario. No lograba imaginar nada de nada. Llevaba unas tres semanas así. Tres semanas. Incluso había releído parte de sus libros anteriores, pero tampoco en ellos estaba la clave para salir del laberinto, ni en la paz de su cuarto. Absolutamente nada.

Desistió-por el momento-de escribir nada medianamente decente y se dirigió a la estantería, donde Kirk y Spock la miraban atentamente-éste último casi con reproche- y escogió un tomo de Batman al azar. Se puso a leer tratando de relajarse, de desconectar de todo lo que había escrito. Quizá, si lo dejaba a un lado un tiempo, lo vería con más perspectiva. Pero no podía. Una pequeña parte de ella, por mínima que fuese, seguía pensando en Ámbar Genevé, en James Brook. Se dio cuenta y dejó a un lado el cómic. Ni siquiera Bruce ni la macabra carisma del Joker era capaz de evadirla. Sabía que no iba a poder, hiciera lo que hiciera. Ámbar era parte de ella, le gustara o no. No podía despegarse. Y precisamente por eso, tenía que continuarla. No era capaz de dejarla a medias.

Apagó el ordenador y cogió una chaqueta del armario. Guardó en su bolsillo un lápiz y una hoja de papel y después de un

-Voy a salir un rato, enseguida vuelvo

salió a la calle. Hacía frío, y soplaba ese tipo de viento frío que corta, que se mete por debajo de las chaquetas y los pantalones dejándote helado. Viento del mes de noviembre, de empiece de invierno y final de otoño.

Comenzó a andar.

Caminaba despacio, sin prisa, simplemente andando por andar y por sentir la tierra debajo de ella. Caminaba por calles conocidas allá por donde los pies la guiaban, sin ser consciente de a dónde iba, sin dejar de pensar un instante. El frío le despejaba la mente y le ayudaba a imaginar con claridad. Desechó un desenlace demasiado dramático y una escena demasiado sencilla antes de darse cuenta de que alguien la seguía.

Miró con disimulo por encima del hombro. Tras ella, un hombre gordo y sucio con una botella en la mano recorría el mismo camino que acababa de trazar con sus pasos. Nerviosa, miró al frente y andó un poco más rápido, tratando de relajarse. Torció por una callejuela y luego por otra, intentando perder a su perseguidor y tomar un atajo a la vez. Reconoció la calle que tenía delante. Apenas le faltaba recorrer un par antes de llegar a casa. Suspiró, aliviada, y dio un par de pasos más hacia la seguridad de lo conocido.

Y entonces una figura oscura y corpulenta se paró delante de ella.

Presa del pánico, intentó volver hacia atrás, pero pisó mal y resbaló en el suelo, cayendo de culo. Un dolor agudo e intenso le recorrió la espalda. Aun así, intentó volver hacia atrás, su único pensamiento era que tenía que salir de allí YA, pero su cuerpo no le respondía. El hombre avanzó unos pasos tambaleantes y cayó encima de ella. Miriam chilló tratando de salir de debajo del cuerpo, pero no podía moverse. Estaba totalmente aplastada.

2 comentarios :

  1. No es sólo la ilusión de que alguien me considere lo suficentemente interesante como para escribir sobre mí, sino también el hecho de que marras de una forma que me encanta. Estos relatos prometen, de veras.

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    1. Y como ya te dije, me resulta muy, muy sencillo escribir con esta historia. Prácticamente se narra sola. El tercer capítulo está en proceso*.* Y como me gusta decir, me encanta que te encante.

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